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martes, 11 de marzo de 2008

TESEO Y EL MINOTUARO( FINAL INVENTADO )


El Rey Minos, estableció que durante nueve años, los atenienses debían enviar a la isla de Creta a siete robustos jóvenes y a siete doncellas, quienes serían las víctimas que se ofrecerían para ser devorados por el minotauro.
El minotauro, mitad hombre y mitad toro, vivía en un laberinto, cercano a Cnosos, capital de Creta. Estaba encerrado en dicho laberinto y se alimentaba de carne humana, de esclavos y prisioneros de guerra, así como los jóvenes atenienses, que enviaba el rey Minos.
Año a año, llegaban los mensajeros de Creta a elegir a sus víctimas.
Al tercer año, un joven y gallardo joven hijo del rey ateniense Egeo, llamado Teseo, se ofreció voluntariamente, pues se consideraba capaz de enfrentar y dar muerte al minotauro.
Al enterarse el Rey Minos, expresó:
- Como miembro de la familia real estás eximido de ir como víctima. Pero si insistes, te diré que, aunque mates al minotauro, jamás encontrarás la salida del laberinto.
-No me importa- respondió el joven Teseo, me basta con matar al monstruo y ser útil a Atenas.
Ariadna, quien escuchó el diálogo, secretamente, por la noche se acercó al joven y le entregó un puñal y un ovillo de hilo, diciendo:
-Con este puñal mágico, podrás atravesar el corazón del minotauro, y si sigues el hilo de este ovillo podrás hallar la salida.
Agradecido quedó el joven Teseo, y penetró en el laberinto, desenvolviendo el ovillo de hilo. Durante horas recorrió el laberinto hasta que quedó despaldas al toro y éste de un bocado se lo tragó. Ariadna le había tendido una trampa conocedora de que en el otro mundo si podría ser feliz con él mientras que en éste su padre jamás lo aceptaría.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Final recurrente en más de una historia que conozco en el que lo que conocemos sucede exactamente al revés y Teseo es el vencido y no el vencedor. Lo que echo de menos en el relato es saber algo más del destino del Minotauro vencedor. Sí, venció a Teseo, pero, ¿qué fue de él? En fin, es solamente una apreciación personal. Un saludo. Ricardo.