Orfeo estaba desposado con la Ninfa Eurídice, de la que estaba profundamente enamorado. Para desgracia de él, un día que ella estaba caminando a orillas de un río, se encontró con el pastor Aristeo, el cual se enamoro de ella y la persiguió por el campo. Eurídice trató de escapar, pero mientras corría tropezó con una serpiente, que la mordió con su letal veneno. Abatido por su pérdida, Orfeo decidió viajar a los infiernos (de los que ningún mortal habría retornado jamás), para lograr que le fuera devuelta su esposa. A Perséfone, reina del mundo subterráneo, le conmovió tanto su pena, que accedió a su petición a cambio de no mirarse a Eurídice en el camino de vuelta a la luz. A medida que se acercaba el final de su viaje, Orfeo, temía que Perséfone la había traicionado porque apenas notaba la presencia de Eurídice detrás suya y como no podía verla dudaba de su palabra. Por ello dudaba si mirar hacia atrás pero finalmente no lo hizo. Perséfone la había puesto a prueba pero Orfeo fue fiel a su promesa y al fin pudo ver de nuevo a su esposa que no era lo que esperaba pues esta todavía seguía infectada por el veneno de la serpiente y aquel que la besaba moría. Eurídice era consciente de ello y antes de que Orfeo se lanzara a mostrar muestras de su amor con un beso le explico lo que ocurriría si lo hacia, con lo que Orfeo tuvo que vivir con dicho tormento pero que al fin y al cabo no le sirvió para nada porque en un día de arrebato se lanzo contra ella quedando envenenado. Su propio amor y su desenfreno fue quien finalmente le mato.
3 comentarios:
Excelente reinterpretación. ¿Tal vez el veneno de la serpiente que queda en Eurídice podría ser una alegoría de los rencores y los pesares que llevamos dentro de nosotros y que extendemos a los demás inconscientemente? Me gusta pensar en esa razón literaria como motivo del relato. Buen trabajo. Un saludo. Ricardo.
muy bueno el blog!
kien es la diva celeste¿? :O
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